domingo, 8 de abril de 2012

Prólogo


Llevaba meses investigando profundamente los pocos papeles que había conseguido, sin embargo, no es nada fácil encontrar algún registro nacional en estos casos. La niña había sido secuestrada hacía ya quince o dieciséis años, si en algún momento hubo algo, definitivamente está perdido. Pero ella no podía rendirse tan pronto.
Tras mucho esfuerzo y trabajo había conseguido reunirse, una sola vez, con los servicios sociales, en busca de alguna denuncia o el registro de algún huérfano perdido, sin éxito; incluso llegó a entrar en páginas oficiales en busca de alguna referencia, pero Ellos habían trabajado bien, no había ni rastro de ella antes de ser secuestrada nada más nacer. Pagar una suma de dinero a un médico en números rojos había sido una gran idea, asegurado así el silencio de unos  y de otros y la obtención de un nuevo trocito de mercancía valiosa.
Ahora resolver el enigma iba a ser cosa sólo de ella, hacía tiempo que la policía dejó de escuchar sus teorías, al fin y al cabo, aunque era una chica inteligente, sólo contaba con quince años, y así era muy poco probable que nadie la tomara enserio, pero los que llegaron a hacerlo fueron justo las personas que no debió de dejar que la encontraran jamás, ya que ese hecho le costó algo más que no lograr descubrir la verdad a la que se estaba acercando, sino que nadie más podría escucharla de los mortecinos labios de la muchacha.

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